Tengo la gran suerte de trabajar con gente que me cae bien, que admiro y que quiero, y eso, como diría alguno “¡Es lo más grande!”. Cuántos de los que me leéis hoy, tenéis compañeros con los que os lleváis mal, no os soportáis y al final, el día de trabajo pesa como una losa, y por supuesto, acaba influyendo en el rendimiento laboral lo queramos o no, ¿verdad? La colaboración del equipo es necesaria si queremos que todo fluya, hemos de aprender a colaborar, porque desgraciadamente (o no) pasamos la mayor parte de nuestro tiempo con nuestros compañeros de trabajo.
Quizás porque no somos una empresa muy grande, y porque cada uno empuja para salir adelante, el equipo fluye, y se respira buen ambiente entre nosotros. Es por eso, que nos hemos escapado un fin de semana con la familia incluida, para disfrutar fuera de las cuatro paredes de la Agencia.
No os voy a engañar, nos lo hemos pasado muy bien, y ha sido bonito poner cara a las respectivas parejas, hacer que nuestros hijos se conozcan y se diviertan juntos. Éste ha sido en realidad un viaje para ellos, para nuestras familias que son las que sufren nuestra ausencia cuando trabajamos, y trabajamos tanto. Los niños han disfrutado como enanos, los mayores no menos, y por supuesto, volveremos a repetir.
Grandes ausencias en este viaje: por motivos de trabajo nos ha faltado Naiara, Josu y Mikel, y porque ya estaba en sus propias vacaciones, Zuriñe. Una pena enorme, no haber podido compartir con vosotros este finde. Pero ya estamos pensando en el siguiente, así que no preocuparse.
Pirineo Aragonés, nuestro destino de ocio
Pusimos fecha hace un par de meses, rezando sin parar para que el tiempo acompañara, porque la zona, sencillamente es increíble. Y parece que los rezos dieron sus frutos, y hemos tenido el mejor tiempo del mundo. Sol, sol, sol y un otoño maravilloso en todo su esplendor.
Para los que no conozcáis la zona, es un destino familiar maravilloso, también para todos aquellos amantes de la naturaleza, porque no tienen fin los senderos a recorrer.
Nos alojamos en el centro de Jaca, en un hotel modesto pero con un personal maravilloso, siempre atento y muy profesional, El Hotel El Acebo. Ellos nos ayudaron a organizar las actividades en la zona, y ya me diréis si os gustan o no, pero nosotros, ¡hemos disfrutado a tope!
Paseo a caballo por Villanúa. Ponis para los más peques y caballos para los más mayorcitos. Una hora de disfrute de la naturaleza, en la que pudimos apreciar sin prisas los diferentes colores del otoño que nos dejaban con la boca abierta a cada paso.
Visita a las cuevas de las Guixas, y siendo pre-Halloween, hicimos la visita teatralizada buscando a la bruja de Villanúa que andaba tras los huecos oscuros de la cueva. Más de uno no se soltaba de sus padres en un por siacaso…
Tarde de patinaje sobre hielo en la gran pista de hielo del Palacio de Jaca. La mayoría aguantó el tipo, y los niños parecían de goma, caían y rebotaban, ¡qué suerte la suya!
Visita a la Estación de Canfranc, historia por los cuatro costados. Edificio siempre impactante, con tantos vestigios del pasado que sólo tienes que cerrar los ojos e imaginar…
Mañana intensa en el Ecoparque del Juncaral en Villanúa. Tirolinas, lianas y pasarelas de madera tuvieron atrapados a los niños y mayores toda una mañana. Y es que la vida está hecha para los valientes, y los padres hemos de dar ejemplo (queramos, o no!)
Y durante todo este tiempo, el Restaurante del Hotel El Acebo de Jaca, nos daba de comer, y comer, y comer… madre mía, ¡qué raciones, qué platos! ¡Para muestra, un botón!
Y ahora ya en casa, toca descansar de un finde intenso, lleno de emociones, con la mejor compañía del mundo. Quiero agradecer a todos los que habéis venido, el buen talante, el buen rollo y las ganas de disfrutar. Y un aplauso para esos niños que no han parado, que se han portado genial y que se han hecho amigos en un abrir y cerrar de ojos.
¡¡La próxima en Urbasa, promete!! À bientôt!
Gracias por tu comentario de parte de Pedro el de sesalluno