Podríamos llenar párrafos enteros de todo lo malo del 2020, pero hemos decidido contaros, la parte positiva del confinamiento y del alejamiento social.
Estos meses, nos han hecho poner en valor la libertades cotidianas de las que no éramos conscientes. Visitar a tus padres, cenar con los amigos, reunirte con tus colegas a la hora del café, abrazar a tus seres queridos, besar, compartir, celebrar …
Hemos vivido desde que tenemos memoria en un entorno privilegiado donde la libertad de movimientos era parte de lo cotidiano. Por suerte para nosotros, no nos ha tocado vivir en un país en guerra o sumido en la pobreza o la represión. (Aprovechamos para enviar un saludo al equipo de Cear Euskadi y su iniciativa Regala Refugio por Navidad)
De repente, nos hemos encontrado con algo que hemos encajado muy, muy mal: la libertad para seguir disfrutando de nuestra rutina diaria. Aún así, hemos intentado ser responsables, y como podemos, llevamos meses trabajando básicamente desde nuestra casa.
¿Y qué es lo bueno?
pues en este vídeo os lo contamos…
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